En los últimos años, los estándares de brand safety han ido aumentando su importancia en la industria publicitaria. Después de una serie de escándalos relacionados con los anuncios que se muestran junto a contenido indeseable, los compradores empezaron a retirar presupuesto de sitios que representan un riesgo para la brand safety.
Como la mayoría de los anunciantes compran impresiones en decenas de miles de sitios, y es muy difícil y costoso monitorizar todo el contenido, los compradores generalmente mantienen black-lists y white-lists a nivel de dominio.
Tener acceso a una tecnología de seguridad de la marca ofrece a los editores una ventaja, reduce significativamente las posibilidades de ser bloqueados por compradores.